El otoño ya está aquí! con el vuelven las primeras lluvias, se terminaron las vacaciones para muchos y se inicia un nuevo curso escolar..., libros a estrenar, cuadernos en blanco, todos listos o algunos no tanto, para afrontar una nueva etapa en sus vidas, unos con nerviosismo, otros con melancolía y otros muchos con ilusión por reencontrarse con sus amigos.
Empiezan las actividades extraescolares, una gran mayoría apuestan por el deporte y las actividades en movimiento como el futbol, básquet, baile, danza, otros más tranquilos apuestan por las actividades neuro-emocionales, como la música, el dibujo , la pintura o el teatro.
Sin duda, las actividades físicas, fuera de los ámbitos de competición siempre son saludables para mantener nuestro cuerpo en forma, esta cuestión es indiscutible, aunque no menos importantes son las actividades neuro-emocionales, teniendo en cuenta que si estamos con una autoestima baja, con unas emociones desestructuradas, bajos de ánimo y sin re-encontrarnos con nosotros mismos, de poco sirve correr detrás de una pelota o bailar sin sentido o sentimiento alguno.
Las emociones siempre ligadas a nuestra manera de pensar, son muy importantes en las vidas de los seres humanos, por esta razón es importante ejercitarlas, con la música, el dibujo, la pintura, o el teatro, por ejemplo.
Todas ellas ayudan a desbloquear nuestras mentes y esta comprobado que cuando desarrollamos la creatividad y emociones, es posible ver las cosas de otro modo.
Wright R. en su libro, “Effect of a structured performing arts program on the psychosocial functioning of low-income youth: findings from a Canadian longitudinal study.”. relata cómo se quiso analizar y de que manera afectaba la integración de diferentes programas artísticos al desarrollo personal de alumnos con edades entre 9 y 15 años que pertenecían a entornos socio económicos desfavorecidos. El programa se realizó durante tres años y en tres etapas:
En la primera etapa se le permitió elegir a los alumnos entre diferentes formas artísticas como la música, la pintura, escritura de guiones o diseños de máscaras. En la segunda etapa se profundizó más en los medios elegidos a través de un trabajo colaborativo y en la última fase se realizó una grabación de video en comunidad de todos los trabajos realizados durante los tres años y se presentó a la comunidad escolar y sociedad en general sus trabajos, lo que ayudo a reforzar enormemente su autoestima y relaciones con los demás.
La experiencia fue muy positiva y los resultados revelaron que los estudiantes mejoraron sus habilidades artísticas y sociales, reduciendo ante todo sus problemas emocionales y en general todos y cada uno de ellos desarrollaron toda una serie de competencias interpersonales como la comunicación, la cooperación o la resolución de conflictos con sus compañeros.
Por tanto las actividades artísticas, enseñan a los niños (y por supuesto también a adultos) que los problemas reales que les están surgiendo en sus vidas, pueden tener más de una solución y que es posible ver las cosas de diferentes perspectivas.
Gracias a la integración en nuestras emociones de la imaginación y la creatividad desarrollada con las artes, se convierten en una poderosa guía en estos procesos de resolución de conflictos.